La Arquitectura
La planta del templo es basilical de tres naves, divididas por cuatro pares de pilastras en cinco tramos, sin crucero, y un ábside con presbiterio. Las tres naves se organizan por medio de arcos formeros (paralelos al eje de la nave) y arcos fajones (soportan la bóveda).
La pilastras están compuestas por cuatro columnas adosadas (basa, fuste y capitel) sobre las que apoyan los arcos formeros y fajones. La inclinación del eje del ábside hacia la izquierda respecto del eje de la nave (cosa muy frecuente en la arquitectura cristiana medieval) puede ser debido a que se tendía a relacionar la planta de los templos con la figura de Cristo crucificado coincidiendo la desviación del ábside con la inflexión de la cabeza de Cristo en la cruz. Por lo que respecta al abovedamiento, este data de principios del siglo XIV y debido a que los empujes no fueron resueltos adecuadamente, encontramos tramos con perfil de cañón apuntado mientras que otros lo son de medio punto. Ello obligó a recalzar la bóveda con unos arcos fajones intermedios que descansan sobre unas ménsulas.
Las bóvedas laterales, claramente apuntadas, se levantaron excesivamente sobre arcos de medio punto, que hubo que recalzar para elevarlos y rellenarlos hasta la bóveda. De este mismo siglo es el rosetón del presbiterio el cual estuvo muchos siglos cegado y que fue recuperado en la última restauración. Tiene dos metros de diámetro, su perímetro se cubre de flores cruciformes y el centro aparece entrepañado de cantería con variados y artísticos calados que transmiten a la nave central la luz del oriente.
Pegadas al ábside en el lado Norte, están la Capilla de la Estrella que alberga al Santísimo, construida en el siglo XVI mientras el camarín de la Virgen, en la misma capilla, es del siglo XVIII y en el lado Sur, la sacristía que fue levantada a finales del siglo XVIII.